El tiempo pasa rápido y hace ya mes y medio, la Lucha Libre Mexicana estuvo de fiesta con la función del 82 Aniversario del Consejo Mundial de Lucha Libre, la empresa más antigua del deporte de los costalazos en nuestro país, misma que como platillo estelar para su noche de fiesta ofreció un duelo de Máscara vs Máscara entre Atlantis y La Sombra.
"Dos destapadores implacables" era la frase con la que en los promocionales se hacía énfasis en los éxitos de ambos gladiadores en luchas de apuesta de cara a una batalla que se antojaba de pronóstico reservado y que tenía, por un lado, al 'estandarte' de la empresa y por otro, al joven más destacado de los últimos años, considerado por muchos para convertirse en una futura leyenda.
Una vez más, la Arena México sería escenario de un clásico duelo de apuesta entre un joven en plan ascendente y un veterano consagrado, situación que por más que se tratara de la máxima leyenda actual del Consejo Mundial de Lucha Libre parecía indicar que la noche del 18 de septiembre podría caer la máscara de esa leyenda, al tiempo que nacía una nueva.
Lamentablemente para quienes simpatizamos con La Sombra y su desempeño sobre el cuadrilátero, la importancia que tiene Atlantis para la empresa pesó más que el propio futuro de una estrella que desde hace años se ha ido consolidando, y probablemente, más que el futuro de la misma promotora. Hay muchas versiones sobre lo que pudo haber ocurrido y derivado en que La Sombra, un joven de apenas 25 años debiera dejar su máscara ante Atlantis, una leyenda a la que los días que le quedan sobre el cuadrilátero parecen ser cada vez menos.
En lo personal, sé cómo se maneja el negocio de la Lucha Libre y conozco las versiones -las conocía desde antes de que se efectuara la batalla, aunque me parecían improbables- que decían el por qué La Sombra dejaría su máscara ante el llamado 'Ídolo de los Niños', no obstante, por el mismo amor al deporte espectáculo, hay cosas que al menos yo considero no se deben publicar. Desde luego, hay quienes si lo hacen, pero eso ya no es cosa mía.
Si existiera la lógica en la Lucha Libre o en el Consejo Mundial de Lucha Libre, el día de hoy Atlantis no tendría máscara. Si, es una leyenda, pero es una leyenda que ya se va y que dejó sus mejores días muy atrás. Hace un par de años, cuando se anunció a los cuatro protagonistas del Aniversario 80 de la implantación de la Lucha Libre en México, ni el más optimista seguidor de Atlantis habría imaginado que en caso de que solamente uno de ellos conservara la incógnita en el futuro, sería el gladiador tapatío.
Si bien, Volador Jr. era la clara víctima de aquella función y cumpliera los pronósticos, nadie habría apostado a que un par de años más tarde, Último Guerrero y La Sombra perderían la máscara ante Atlantis, por la sencilla razón de que es éste último el que menos tiene por ofrecer sobre el ring al futuro a la empresa, y a la misma Lucha Libre.
Volador Jr. fue desenmascarado por La Sombra en aquel Aniversario 80, y hace un año, en el 81, Último Guerrero vió caer su máscara ante Atlantis, quien como mencioné, hace unas semanas se quedó también con la tapa de La Sombra, probablemente el luchador con más futuro en todo el elenco de la llamada 'Seria y Estable'.
Es cierto que La Sombra puede no necesitar la máscara para continuar trascendiendo en la Lucha Libre, sin embargo no deja de llamar la atención el favoritismo que la empresa parece tener hacia Atlantis, y el hecho de que gracias a la máscara del joven lagunero, el Consejo Mundial haya salvado una función de Aniversario en la que no tenía nada que ofrecer a sus aficionados.
Quizá la máscara de La Sombra haya caído muy pronto, en contraparte, parece un hecho que la de Atlantis nunca caerá. El Aniversario 82 fue un éxito para el CMLL, no obstante parece que se han olvidado del futuro, ya que en los recientes dos años han desenmascarado a tres de sus máximos exponentes, lo que sumado al cada vez más cercano retiro de Atlantis parece decirnos que en la actualidad y en el futuro cercano, la empresa carecerá de máscaras de peso.
Ante esto, no podríamos sino preguntarle a la gente de la empresa: ¿Y el futuro apá?.
Ante esto, no podríamos sino preguntarle a la gente de la empresa: ¿Y el futuro apá?.
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