Me queda claro que México es un país hermoso y un servidor puede decirse orgulloso de ser mexicano. No obstante, México está lejos de ser un paraíso y su gente, en muchos de los casos, es el verdadero problema de este país.
Vivimos en un lugar en el que muchos consideran mejor el hecho de estirar la mano para ver que les da el gobierno, un amigo, o su familia, que el ponerse a trabajar, además, México es lugar en el que se cree que con quejas, marchas y desmanes, todo va a solucionarse como por arte de magia, sin darnos cuenta de que muchas de las acciones que se realizan, más por sus formas, solo agravan las cosas.
En México, los simpatizantes de la oposición mal llamada de izquierda ve con malos ojos cualquier postura o disposición que tome el Gobierno de la República. ¿Por qué?. Sencillamente porque no es el que ellos querrían que fuera o porque pronunciarse en contra es para ellos una forma de demostrar que son de izquierda, aún cuando la izquierda de nuestro país esté lejos de ser tal cosa.
Además de estirar la mano y jugar al opositor/revolucionario, muchos mexicanos creen que todo lo malo que sucede en nuestro país es culpa del Gobierno. Es cierto que el Gobierno está lejos de ser perfecto, que tiene muchos problemas y que está lleno de gente que solo ve por sus intereses, buscando siempre el beneficio personal. De igual forma, tiene errores, pero en lo personal me parece que no todo lo que sucede es a causa de ese Gobierno -sin importar del partido que esté en el poder, todo siempre será culpa del gobierno-.
Los movimientos sociales y las marchas son el pretexto de muchos para jugar a ser revolucionario, para ponerse una careta que nos dice que tan preocupados y enterados están por lo que sucede en el país, aunque en muchas ocasiones no sepan que fue lo que sucedió, ni cuándo, ni dónde fue.
En nuestro país, los detractores del Gobierno y las instituciones están convencidos que cuando alguien reconocido muere, ganando notoriedad en los espacios informativos, o si algún hecho deportivo cobra importancia en los medios, desde luego se trata de una cortina de humo orquestada en conjunto por nuestros gobernantes y los medios de comunicación que están al servicio de ellos.
Si hay algún detenido durante las marchas que comúnmente terminan en desmanes, esto es, para ellos, una muestra inequívoca de la represión del gobierno, ya que sabemos que México es un país lleno de angelitos incapaces de crear algún desmán o de aprovechar la ocasión perfecta para jugar a ser rebelde.
Si hubo destrozos o apareció la violencia en alguna marcha, si hubo pintas o saqueos, siempre es culpa de los infiltrados que el gobierno 'represor' envió para restar fuerza a un movimiento en el que aún cuando hay idealistas, la mayoría de las personas que toman parte no son sino borregos o ciudadanos sin oficio ni beneficio que solo juegan a hacerse los malos y que se dicen antifascistas o anarquistas, aún cuando en muchos casos, ni siquiera se conozca el significado de esas dos palabras.
Para los manifestantes, todo es culpa del gobierno y eso es tan fácil de deducir como lo es el hecho de que el sol que sale por la mañana y se oculta por la tarde. Culpar de todo al gobierno es solamente una excusa para deslindar responsabilidades y responder por sus propios actos.
El Gobierno de la República continúa cometiendo errores cada día y uno de ellos es no ejercer mano dura y permitir que todos hagan lo que se les venga en gana. Pese a la etiqueta de 'represor' y la mala imagen que por default tienen, nuestras autoridades tardan mucho en actuar y cuando lo hacen actúan con una tibieza increíble al dispersar, en lugar de detener a los revoltosos.
Por definición, nuestro gobernantes tienen que ser los villanos de esta película llamada México y por esa razón el pueblo los culpa hasta de cosas en las que no tienen nada que ver. En ese sentido, me parece que el creer que todos los desmanes que se generan en los movimientos son generados por los infames infiltrados del gobierno es como creer que la tierra es plana.
A 14 meses de ocurrido, el tema de los desaparecidos en Ayotzinapa, sigue dando mucho de que hablar, y entre los manifestantes con los que por alguna u otra razón he entablado conversación cuando se han acercado conmigo para invitarme a unirme a su 'movimiento' he percibido una inopia casi generalizada. Esto lo adjudico meramente a que se trata de algunos 'revolucionarios' de moda, de esos que no saben por qué se están manifestando pero ahí están, al pie del cañón.
Desde luego, estoy consciente que hay idealistas y que hay gente que está enterada del conflicto, razón por lo que sería irresponsable generalizar, no obstante, y por experiencia personal puedo decir que me parece que hay más borregos que otra cosa, y más gente que solo busca dividir sin saber bien a bien que fue lo que sucedió o por qué sucedió.
Sólo de esa forma me explicaría que me dijeran que Ayotzinapan -dicho de esa forma y no, Ayotzinapa- queda en Tlaxcala o Oaxaca. Tristemente al trabajar rodeado de muchos de nuestro célebres 'revolucionarios' modernos, he sido testigo de la forma en la que celebran sus grandes logros en determinada marcha a la voz de "Le pegué", "me robé", "tallé", "pinté", "aventé", y un largo etcétera.
Sucede lo mismo cada 2 de Octubre, fecha en la que nadie olvida y nadie perdona, aunque muchos no sepan exactamente que es lo que no olvidan ni lo que se supone, no perdonan. En ese sentido he escuchado muchas barbaridades, desde que el 'cubano' Ernesto 'Che' Guevara era uno de los líderes del movimiento estudiantil de 1968 y que fue muerto por el ejército mexicano en Tlatelolco.
Nuestros revolucionarios, en el supuesto de que pudiéramos llamarles de esa forma dan por sentados los abusos del gobierno represor aún antes de generar sus disturbios, quizá preparando la forma de ponerse la etiqueta de víctimas. Esa represión existente es la que los deja hacer lo que quieran, la que solo los dispersa y la que no usa la fuerza mas que para levantarse de algún sofá.
En su mayoría, con el discurso de "somos estudiantes", nuestro revolucionarios salen a las calles orgullosos de sus pancartas y mantas -escritas en muchos casos con faltas de ortografía- para lanzar improperios contra un gobierno que para tenernos tan controlados, nos deja hacer muchas cosas.
La tibieza es uno de los grandes problemas del gobierno -entre muchos otros, claro- y es la que hace que todos jueguen a ser cosas que no saben ni lo que significan. Total, la policía lo único que sabe hacer es dispersarlos para que se vayan a hacer sus desmanes a otro lado. Un gobierno represor les daría -literalmente- en la madre a la menor provocación, sin preguntar, ni pedir permiso.
Como dije, el Gobierno tiene mucha responsabilidad en muchos temas y en muchas situaciones que ocurren en el país, y no solamente en algunas de las que ganan notoriedad por los movimientos sociales, pero de eso a poder colgarle todos los milagros de forma gratuita, hay aún mucha diferencia. ¿Por qué exigirle al Gobierno Federal la aparición de sus inocentes mártires y no al Gobierno de su entidad?.