La pretemporada de Necaxa está en pleno apogeo y en estos días darán comienzo los partidos amistosos que el equipo ha programado para tener en punto al equipo ahora dirigido por Luis Alfonso Sosa, quien de inmediato comenzó a trabajar con el equipo de cara al Clausura 2016 que comenzará la segunda semana de enero y que enfrentará a Necaxa ante el Atlante en la primera jornada.
Con la llegada del nuevo timonel, de inmediato han comenzado los cambios en el plantel y después de que se anunciara a las dos primeras bajas -Carlos Treviño y Abraham Coronado- se dieron a conocer también los jugadores transferibles, lista compuesta por Hugo Hernández, Oliver Ortíz, Carlos Ramos, y Víctor Lojero. De esta lista, se destacan desde luego los dos últimos.
El pasado viernes, mientras el equipo anunciaba a tres nuevos refuerzos -nada para impresionar a nadie-, el goleador Víctor Lojero se convirtió de manera oficial en la tercera baja del equipo, al ser anunciado ya como nuevo jugador de Alebrijes de Oaxaca. Lojero se va de Necaxa con muchas etiquetas, entre ellas la de héroe, la de villano, y con una que guste o no a sus detractores estadísticamente es imposible negarla: la de histórico, esto al ubicarse en la tercera posición en la lista de goleadores históricos del club, solo por debajo de Ricardo Peláez e Ivo Basay.
Demeritar la cantidad de anotaciones conseguidas por Víctor Lojero en los cuatro años y medio que vistió la camiseta de Necaxa solamente porque su etapa se dio en el Ascenso MX, es equivalente a menospreciar la historia del equipo en este circuito. Olvidarnos de los goles y de los buenos momentos que nos entregó sería como negar este capítulo que nos guste o no es parte de esa importante historia que se tiene en el futbol mexicano.
Es cierto que durante el último año de su estancia en Necaxa hay muy poco -quizá nada- de destacar de Víctor Lojero, no obstante, pecar del síndrome de la memoria corta sería lamentable si hablamos de un goleador de su calibre. Lo último digno de recordar de Lojero con el equipo se remonta a la Final de Ascenso ante Dorados, a los primeros minutos de juego cuando punteó un balón que dejó a cierto delantero hondureño sólo para fusilar al portero en una falla de éste que sigue siendo imperdonable.
¿Cómo olvidarnos de los títulos de goleo?, ¿Cómo olvidarnos del Víctor Lojero que sonreía cada vez que marcaba un gol denotando que estaba felíz en Necaxa haciendo su trabajo?, ¿Podemos menospreciarlo solamente por haber llegado al equipo cuando se viven tiempos flacos?, en mi opinión, no, y el hacerlo sería muy injusto.
De hecho, creo que la afición -o parte de ella- fue muy injusta con Víctor Lojero en varias ocasiones. A él parecía exigírsele como a otros nunca se les hizo. Para él era impredonable fallar o tener un mal partido, en tanto para otros, sin los números o logros que el tuvo en el equipo se les perdona todo.
Constantemente se le acusó de desaparecer en momentos importantes y al parecer la afición nunca le perdonó un par de penales que falló -en tanto a otros, como el hondureño que mencioné, le lloraron en su partida cuando su falla fue, desde mi punto de vista infame y por lo menos, igual de grave.
Lojero parecía ser el villano preferido de muchos, y el que tenía que cargar con todo el peso de un equipo en el que han fallado todos, y no solamente él. Los necaxistas deberíamos estar agradecidos de haber tenido en el equipo a un jugador como él, por lo menos, de haberlo tenido en los primeros tres años y medio que estuvo en Necaxa.
Tristemente después de la lesión sufrida en Zacatepec no volvió a ser el mismo, nunca recuperó su nivel y daba la impresión de ya no querer estar en el equipo. Su ciclo parecía haberse terminado precisamente desde ese momento, pero el último año no debería borrar lo que hizo como jugador en los 154 encuentros disputados.
¿Cómo olvidarnos de aquel título de goleo conseguido increíblemente cuando en una última jornada anotó cuatro goles para arrebatarle la gloria a Rodrigo Prieto? -quien por cierto quedó a deber en su primer semestre con el equipo, aunque eso sería tema para otra ocasión-. Hay que quedarnos con los buenos momentos de un goleador que cuando estuvo al cien por ciento no se cansó de marcar anotaciones. ¿Por qué cargarle todas las pulgas a un solo jugador?, no lo entiendo.
Muchas gracias Víctor por la entrega, por los goles, y por los buenos momentos que nos regalaste a todos los que tuvimos oportunidad de gritar cada una de tus 87 anotaciones. Tristemente ni tú, ni nosotros -equipo y afición- hemos podido salir de este infierno, aunque la lucha sigue, solo que ahora cada uno la vivirá desde su trinchera.
Mucho éxito!
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