Lo que sucedió el sábado en el Estadio Morelos es una llamada de atención por donde deseemos verlo. Es triste que un encuentro se nos vaya de esa manera tan circunstancial como fue y por fallas tan precisas en marca como se han dado desde hace mucho tiempo en defensa en jugadas a balón parado.
A Monarcas le bastaron dos tiros de esquina y 180 segundos para arrebatarnos tres puntos que parecíamos tener en la bolsa en una noche en la que sin ser del todo superior al rival, se había hecho lo suficiente para conseguir una ventaja que coqueteaba con convertirse en el cuarto triunfo en fila para nuestro equipo.
Para muchos, el autogol de Emanuel Loeschbor que le dio la ventaja a Necaxa fue circunstancial pero en lo personal me parece que fue lo menos circunstancial del partido, ya que se produce de una gran jugada de Necaxa en la que Edson Puch, en la única acción del partido en la que apareció -además del grotesco clavado que le valió una amonestación- metió un centro preciso a segundo palo para que Mario de Luna recentrara buscando a Jesús Isijara encontrando antes la pierna del central argentino de Monarcas.
Todo lo demás fue circunstancial. Xavier Báez, tal como sucedió en Querétaro se lesionó sólo a la media hora de juego para darle su lugar a Michel García -quien volvió a dar un gran partido-, y Brayan Beckeles salió también por lesión al medio tiempo para que Severo Meza reapareciera después de varias semanas y con ello abriera un boquete del lado derecho de la zaga necaxista.
El primer gol de Monarcas surge de un tiro de esquina que se deriva de una acción en la que Severo denota no tener la potencia física de Beckeles por lo que se lo llevan fácilmente por velocidad, y surge apenas instantes después de un fierrazo de Fabián Espíndola que el poste se encargó de sacar. Ahí lo circunstancial del empate, en 60 segundos pasamos del dos a cero -faltaron dos o tres centímetros para que el balón entrara- al empate a un gol a los 77:34 de acción. 180 segundos más tarde, justo al 80:34, Morelia en otro tiro de esquina le dio la vuelta al partido.
Las anotaciones del cuadro local aparecieron cuando ellos más lo necesitaban y cuando mejor control de partido parecía tener nuestro equipo. Ambos goles evidenciaron una vez más el talón de aquiles de nuestra defensa. Como dije, sin haber sido superior al rival, Necaxa estaba haciendo lo necesario para ganar por cuarta ocasión al hilo en una noche en la que Marcelo Barovero fue la figura del encuentro.
La derrota duele por la forma en la que se presenta en un momento en el que nos relamíamos los bigotes con un nuevo triunfo. Duele porque se deriva de groseros errores de marca, y también porque fueron tan solo 180 segundos los que nos cambiaron un resultado que parecía controlado.
La racha se iba a romper tarde o temprano y algún día se tenia que perder de nuevo, eso todos lo tenemos claro. Tristemente la derrota apareció ante un rival en la lucha por la permanencia.
Más allá de lo dolorosa que resultó, dicen que hay derrotas que llegan a tiempo y probablemente la del pasado sábado sea una de ellas. Necaxa ha hecho un gran torneo a grado tal que a veces da la impresión de que a varios se les olvido que necesitamos seguir sumando puntos para lograr la permanencia. Insisto, si llega la liguilla será bienvenida pero no podemos estar pensando en ella hasta que no termine el duelo de la última jornada ante Chivas.
Hoy nos siguen faltando 29 puntos para no depender de nadie en la tabla porcentual, y aun cuando para salvarnos requeriremos hacer muchos menos, de igual forma necesitamos sumar los puntos que nos falten.
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