Monday, July 15, 2019

Hay de cambios, a cambios

Los últimos años han sido de muchos cambios para nuestro equipo, algunos positivos -como el haber dejado de ser un equipo del Ascenso MX-, y otros no tanto -como las constantes salidas de jugadores importantes cada temporada-.

Al expresar nuestras opiniones, en no pocas ocasiones nos han tachado de vendidos, de defensores de los Tinajero, o de malos necaxistas solamente por no pensar igual o por tener una opinión propia, que, con todo derecho, cualquier puede o no compartir.

Hay gente que piensa que porque el club nos envía información o nos brinda una acreditación nos da línea, cosa muy alejada de la realidad. En ese sentido, nosotros no tenemos nada que reprocharle al club, ya que nos ha permitido expresarnos de manera abierta sin condicionarnos en nada. Ha habido diferencias, claro, como aquella vez que pese a tener acreditación confirmada para cubrir una presentación de uniformes decidimos no asistir al sentir que se nos había faltado al respeto, cosa que le hicimos saber al club.

En la Era Tinajero ha habido un huracán de emociones entre la afición, prácticamente desde su llegada. Se ganó un título, se perdió la posibilidad de ascender, y un año más tarde se ganó otro título y se consiguió el tan esperado objetivo. Ya de regreso en Primera se ganó una Copa MX, una SuperCopa MX, y en el camino, el equipo se dio el lujo de poner en el banquillo a alguien que como jugador fue un ícono para el necaxismo.

No obstante, los meses recientes, los Tinajero y su grupo de trabajo no la han pasado muy bien que digamos con las opiniones de la afición. Reclamos, reclamos, y más reclamos. Algunos -los menos, desde mi punto de vista- justificados, y muchos otros -repito, según mi manera de ver las cosas- exagerados y sin sentido.

La constante salida de jugadores ha sido un muy buen negocio para el club, pero les ha acarreado infinidad de críticas e insultos. Puch, Barovero, Dávila, Fernández, y González, entre otros. Puch nunca me gustó -percepción muy personal completamente ajena a su rendimiento futbolístico- y celebré su salida. Barovero se fue cuando debía irse, Dávila rindió pero los últmos meses que estuvo tenía la cabeza en otro lado. Brian... ¿qué decir? tarde o temprano iba a irse, pero se había convertido en poco tiempo en un especie de estandarte en cuanto a imagen ante el público y se fue, tristemente, previo a jugar una liguilla. El 'Oso', me parece que tenía aún mucho que dar vestido de rojiblanco.

Los jugadores van y vienen, y está bien. Algunos se fueron habiendo cumplido un ciclo con el club y otros de manera prematura. No obstante, el reciente cambio lejos de poder verlo de una manera tan amigable, me parece un insulto a la historia y la identidad del equipo. Hace tres años, justo en el regreso a Liga MX no me gustó el hecho de que el escudo del equipo -exeptuando el jersey de local y los de portero- no tuviera 'color'. Siempre defendí, en textos y en el #PodcastPR que el escudo no se podía tocar, y lo sigo creyendo así.

La presentación de las nuevas playeras de nuestro equipo dejó en mí una sensación de enojo, más que de decepción. Y si bien no voy a estar de malas toda la semana -o todo el año- por los uniformes, no me agrada la idea de no tener la tradcional playera a rayas rojas y blancas de la que me enamoré cuando era niño, y que es la que ha vestido el club a lo largo de 96 años de historía -exceptuando el inicio de la era como 'Rayos' y la penosa etapa de Javier Pérez Teuffer como presidente del club-.

El no contar con una playera rojiblanca que sea la primera -es decir, la de local- es para mi, imperdonable. Atenta contra la identidad y la historia del club, tal como sucedió con aquellos escudos en blanco y negro ya mencionados. Necaxa sin franjas rojas, es como una bandera de México sin verde y sin escudo nacional.

Los diseños me gustaron si, pero el de local hubiera sido un gran uniforme de visitante y nada más, por más que me digan que es un homenaje al vigésimo aniversario del debut del equipo en el Mundial de Clubes ante el Manchester United. Digo, porque si se trata de homenajear ese partido, quizá cuando vayamos ganando por un gol y tengamos un penal a favor para poner distancia de dos goles, sería buena idea fallarlo para que minutos antes del final del encuentro nos empaten.

Estoy orgulloso de la historia de mi equipo y del papel desempeñado en ese Mundial de Clubes, pero eso del 'homenaje' es sencillamente una estrategia de marketing, tan grande y tan mala, como el insulto que es esa playera de local a la identidad y a esa misma historia del club.

Hoy si me dueles, y mucho, Club Necaxa.
Texto escrito para Pasión Rojiblanca

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